A
la hora de contratar un entrenador o monitor personal o de adjudicarnos
uno en un gimnasio, debiéramos exigir ciertas premisas; no muchas, pero si
necesarias.
Antes de nada, y preguntando a
amigos y amigas acerca de su experiencia como clientes de un gimnasio, en
ningún caso se les ha preguntado por su condición física en lo referido a
lesiones, problemas de salud ( muy importante); y en muy pocos casos se
interesan por su objetivo personal a la hora de haberse apuntado a “su empresa”.
Esto es algo esencial a la hora
de poder planificar su plan de trabajo, ya que si no estaríamos actuando a ciegas,
de una forma general y no de una manera individualizada y haciendo honor a “nuestra”
profesión, la de entrenador PERSONAL.
Una vez que tenemos la
información básica del sujeto debemos tener constancia de que no hay riesgo
importante a la hora de hacer ejercicio físico, sea cual sea éste. ¿Cómo lo
hacemos? Mediante un chequeo del médico de cabecera, dónde se manifiesta además
del estado de salud del sujeto una prueba de esfuerzo con resultados positivos.
Estas serían unas premisas
básicas que todo entrenador personal y por consiguiente su cliente, debiera
tener en cuenta y considerarlo de vital importancia.
Ya en otro tema, estoy cansado de
escuchar y escuchar a las personas que van a la sala de máquinas en un gimnasio
de que ellos el peso que usan es uno que levantan más o menos bien, o siguen
una progresión en el que el último peso es el que “más le tira”. ¿Qué individualización es esa?
Simplemente, de una forma sencilla y rápida, podemos averiguar 1RM de cualquier
músculo que se quiera trabajar y conforme a ello y al objetivo del deportista (conseguir
volumen, fibrarse,…) poder definir, mediante % de 1RM, el peso adecuado para él
o ella. Ésta es la única forma que conozco que sea eficaz totalmente para que
el ejercicio no sea perjudicial y se adapte a lo que quiere la persona.
Por último en esta entrada un
poco elemental acerca de la visión que deberían de tener un entrenador/ monitor
personal y su cliente, es la evaluación del mismo. Es decir, ¿Cómo saber si el trabajo que se está
haciendo semana tras semana da sus frutos? Mediante una planificación en la
que hemos introducido a la hora de hacerla, días de evaluación. Esta evaluación
sirve tanto para el trabajo de fuerza como para el trabajo aeróbico, de
velocidad o de flexibilidad.
Actualmente, con una chica a la
cual estoy preparando para las pruebas físicas de una oposición (no
concretaré), cada mes y medio está estipulado hacer la evaluación de cada una
de las pruebas, o lo que es similar, de sus capacidades físicas comparándolo con
el nivel que tenía al inicio en el entrenamiento en el mes de noviembre. Según
se va acercando la fecha objetivo la evaluación se irá haciendo antes, hasta
llegar a hacerla cada 2 semanas el último mes.
¿Cuál es el objetivo
de la evaluación? Conocer y adaptar el ejercicio a las necesidades reales
del deportista porque, y con esta frase acabo, una PLANIFICACIÓN DEBE SER INDIVIDUALIZADA,
SISTEMÁTICA, RACIONAL, FLEXIBLE Y ADAPTATIVA.
Pablo Sánchez Pérez. Licenciado en Ciencias de la Actividad
Física y del Deporte.
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